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Segunda Época | Mes Marzo/2019 | Año 5 | No. 46

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Aniversario 200 del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes

Yolanda Aguilera Iglesias

Los restos de Carlos Manuel de Céspedes

 

Los restos de Carlos Manuel de Céspedes

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Aniversario 200 del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes

Yolanda Aguilera Iglesias

En Bayamo, el domingo 18 de abril de 1819, se escucha el llanto de un niño como campanadas de una iglesia en la casa de la calle Maceo número 57. Francisca de Borja López y Ramírez de Aguilar, nacida en Puerto Príncipe y Jesús María de Céspedes y Luque, bayamés, reciben con gran alegría a su primogénito.
Al recién nacido le ponen por nombre Carlos Manuel Perfecto del Carmen Céspedes y del Castillo, nacido en un hogar de abolengo, típico de los adinerados del Valle del Cauto. El  niño fue criado con todos los beneficios y comodidades, rodeado de sus abuelos que eran adinerados y dueños de diversas propiedades entre Bayamo y Manzanillo.
El apellido Céspedes pertenecía, desde varias generaciones, a acaudaladas familias de Andalucía y habían sentado su estancia en Bayamo, aunque se extendía hasta Manzanillo. La infancia transcurre en su tierra natal hasta casi los tres años y luego la familia se traslada a una finca donde continúa el desarrollo.
Según sus biógrafos este cambio fue a consecuencia de los ataques de corsarios y piratas a Manzanillo que repercutió en que las familias ricas se pusieran a buen recaudo. Dijo Maceo Verdecía: el establecimiento en la finca del padre de Carlos Manuel se debió a la necesidad de recuperar cierta disminución de la fortuna; de cualquier forma transcurrieron cinco años en los que el niño se enfrentó a la naturaleza y su atención estaba a cargo de una negra esclava que lo cuidaba, mimaba y le enseñaba cuentos y leyendas propias de su raza.
De regreso a Bayamo comienza sus primeros estudios con Doña Isabelica. Con ella aprendió a leer, escribir y amar a su pueblo. Luego pasó al convento Serapio Padre donde fue acogido por los frailes. En 1829, con diez años de edad, entra en el convento de Santo Domingo donde estudia latín y filosofía; además aprende gramática en el convento de San Francisco.
En su juventud se abren las puertas al conocimiento de su vida vinculada a la historia personal y patriótica. Se traslada a La Habana y durante tres años se dedica a estudiar en el Seminario de San Carlos, donde estaba latente el recuerdo del presbítero Félix Varela y el bayamés, José Antonio Saco.
Céspedes se perfecciona en el conocimiento del latín y a la vez se ejercita físicamente. Recibe clases de piano y el 22 de marzo de 1838 obtiene el grado de Bachiller en Derecho Civil. Luego se somete a un gran número de exámenes hasta obtener el título en grado menor del Derecho en la época que no podía ejercerse en Cuba. Era necesario obtener la licenciatura y la borla doctoral para continuar ampliando sus conocimientos.
Viaja en  el mes de julio de1840 a España. Realiza el desembarque en el añejo punto de Le Harén, en Francia. Después sigue rumbo a Barcelona, se matricula en la Universidad de Cervera y mientras cursaba sus estudios se involucra en las luchas partidarias españolas y se impregna del indomable sentimiento de los catalanes.
Céspedes conoce y entablan una amistad con Jean Prim y Prosts, un joven militar. Se incorpora a las milicias civiles y participa en encuentros de choque. En 1844 publica un folleto en Madrid en defensa de Cuba y tuvo un duelo a pistola con un oficial español por emitir ofensas hacia la Mayor de las Antillas.
Concluye sus estudios de Derecho y obtiene el título de abogado. Carlos Manuel recorre Turquía y algunas regiones del imperio de los zares rusos; visita Francia en los momentos en que se desataban acciones socialistas utópicas. A su regreso a Cuba, en el año 1844, el bayamés no es el mismo joven, tiene madurez política y conocimientos culturales generales, para emprender sus ideas.
Se enfrentó con el misterio y abrazó la rebeldía. Carlos Manuel de Céspedes, uno de los hombres ilustres de la historia de la Nación fue presidente de la República de Cuba en Armas hasta que solicitaron su deposición del cargo el 27 de octubre de 1873. Pero la historia lo colocaría en su justo sitio.
Céspedes, fue un hombre heroico, representante genuino de una tierra brava cuyos hijos prefirieron convertirla en cenizas y se yergue en la historia como un árbol que clava sus raíces en los sentimientos de identidad de los cubanos.

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Los restos de Carlos Manuel de Céspedes

 

Asistieron al acto de la trasladación más de quince mil almas
(POR TELEGRAFO)
SANTIAGO DE CUBA, Diciembre 7. (10.45 p.m.)- A las siete y veinte minutos de la mañana salieron de la casa de Gobierno las comisiones, dirigiéndose al cementerio, prsididas por los Secretarios de Instrucción Pública y Obras Públicas, señores García Kohly y Chalons, y el Gobernador Provincial.
Fueron exhumados los restos de Carlos Manuel de céspedes de la fosa que ocupaban. Se extrajo una urna forrada de plomo, en que estaban guardados, y que se hallaba llena de agua, a causa de la humedad del terreno.
Los doctores Hechavarría, Neira, Espin, Bisbé y Grillo y dentista Martín, clasificaron los restos de los que habían desaparecido algunos, encontrándose 22 costillas, 2 fémures, 16 vértebras escapulares, dos esternones, dos húmeros y el cráneo. El maxilar conservaba siete piezas de la dentadura. Total de piezas halladas: 59. Los médicos han certificado que el cráneo no presentaba lesión alguna, desestimándose la creencia de que debía presentarla.
El notario Salcedo, requerido por el Gobernador, levantó acta, y el Consejo Provincial otra, que fue firmada por los presentes, representaciones de los gobiernos provinciales y ayuntamientos de la isla, colocándose copia de ambas actas, en la urna en que se depositaron los restos, envueltos en la bandera y cubiertos con cal, para que desapareciera la humedad que tenían.
La urna fue llevada al cementerio por los oficiales de bomberos Bandet y Blasco, y terminada la ceremonia, fue conducida con los restos por cuatro veteranos, siendo colocada en el carro extinguidor de los bomberos, escoltándola los oficiales del cuerpo, Otilio Pérez, Manuel Yáñez, Luis Bamdet y Mariano Blasco. Piquetes de la Rural y Policía montada abrían la marcha.
A las diez llegó la comitiva al Gobierno, riendo los honores la Rural, y a los sones del himno nacional los veteranos colocaron la urna en la capilla ardiente, donde permaneció hasta las tres y media de la tarde, presentada la primera guardia de honor García Kohly, Chalons, Grillo y Manduley.
El entierro se constituyó con soldados del Permanente, Rural, Policía, alumnos del Instituto, uniformados y armados, Colegio Buchas, Ayuntamiento de la provincia, corporaciones y autoridades, presidiendo García Kohly y Chalons.
La urna fue conducida en un armón de artillería, siguiendo los carros de bomberos, convertidos en carrozas, donde iban 32 hermosas coronas.
En el entierro figuraban unas quince mil personas, y el pueblo en masa se aglomeraba al paso del cortejo.
Las niñas de las escuelas se encontraban en las plazas de Armas, Restauración y Crombet, cantando el himno y arrojando flores. Las casas del tránsito se hallaban enlutadas.
A las cinco y media llegó la Comisión al Cementerio, invadido ya por la multitud, levantando Salcedo el acta de inhumación y colocándose copia en la urna. Se leyó el acta del Consejo por el Secretario Espinosa.
Obscureciendo y con una ligera lluvia, empezó el desfile. Hablaron García Kohly y Manduley.
Las fuerzas hicieron las descargas de ordenanza. La urna primitiva, la bandera que sirvió de tapete a la mesa en que se clasificaron los restos y la llave de la urna actual, fueron enviadas al Mueso.
Ya de noche, se disolvió la concurrencia.

NOTA: Tomado del periódico La Discusión

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Los restos de Carlos Manuel de Céspedes

 

La exhumación. La capilla ardiente. La guardia de honor. La bandera que cubrirá los restos.
(Por telégrafo)
Santiago de Cuba, Diciembre 6 (6.30 p.m.)- Los doctores Pedro Hechevarría, Espino y Bisoé, presenciaron la exhumación de los restos de Carlos Manuel de Céspedes, con asistencia del Consejo Provincial y el Ayuntamiento, levantando acta el notario Fernando Salcedo.
Los restos serán conducidos en el carro de auxilio de los bomberos, escoltados por oficiales del Cuerpo, y serán expuestos en una severa capilla ardiente levantada en el salón del gobierno Provincial, destinándose 42 turnos de guardia de honor hasta las tres de la tarde.
En la Catedral se catará una misa de réquiem por el alma del padre de la Patria.
La urna en que se guardan esos preciosos despojos, es de cedro, forrada de zinc y será envuelta en una bandera de seda, regalo de losa niñas de la Beneficencia.
La llave de plata que cierra el cofre será remitida al Museo.
Una Comisión del Consejo ha recibido en la Estación a las representaciones llegadas de esa, habiéndose recibido ya gran número de coronas.
Un grupo de damas distinguidas montarán una guardia de honor y asistirá al entierro.
En el club de “Maceo” se efectuará mañana una velada fúnebre en homenaje al lugarteniente general caído en Punta Brava, ocupando la tribuna distinguidos oradores.
Joaquín Solá, comisionado del Gobierno, dirígese mañana a Jiguaní, para la investigación de la venta de terrenos.-CORESPONSAL. 

NOTA: Tomado del periódico La Discusión
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Boletín Acento . Oficina del Historiador
Bayamo M.N., Cuba. 2019
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